Con “Vivir al límite” se convirtió en la primera mujer en ganar un Oscar a la dirección. Pero por “La noche más oscura”, sobre la cacería de Osama bin Laden por parte de la CIA, la acusan de respaldar la tortura. Ella se defiende.
Cuando Osama bin Laden fue asesinado por fuerzas especiales de los EE.UU., hace dos años, Kathryn Bigelow estaba profundamente ocupada en los preparativos para una película acerca del fracaso en capturarlo, durante las primeras etapas de la guerra en Afganistán. El guión, de Mark Boal, estaba más o menos terminado; ya habían seleccionado las locaciones en Kazakstán y estaban preparando el helicóptero en Bagram y Jalalabad para ver, con sus ojos, el terreno que tratarían de replicar. Cuando llegaron las noticias acerca de la muerte, el proyecto fue dinamitado de tal manera que, dice Bigelow, cualquier frustración fue eclipsada por un sentido de ser “expelido por la historia”. De hecho, dice ella, “creo que nuestro primer pensamiento fue OK, por lo menos tenemos un tercer acto’.
Como resultó ser, Bigelow y Boal, que habían colaborado exitosamente en Vivir al límite tres años antes, rápidamente se dieron cuenta de que no era un tercer acto, sino “la historia completa”. La noche más oscura, que ha encendido reacciones afiebradas desde antes de su primera proyección, es un relato de la búsqueda de Bin Laden, por la CIA, durante 10 años, y la incursión que culminó en su complejo en Pakistán. Incluye escenas de “interrogatorios mejorados, brutales, de detenidos en sitios clandestinos de la CIA, es o bien, “una historia desgarradoramente triste, sacudidora de almas, acerca de la venganza y sus costos morales” ( The New York Times) o “publicidad falsa para el submarino” ( The New Yorker), una película que, finalmente, “respalda la tortura”.
Bigelow recién terminó la edición hace dos semanas, y en la suite de un hotel en Park Avenue tiene la apariencia de alguien que surge de las escenas de confusión inesperada. Según los estándares de Hollywood, fue un cambio de iluminación rápido -con tres meses de filmación, y con India y Jordania como ambientaciones de Pakistán y Afganistán.
A los 61 años, Bigelow es una figura sorprendente, menuda, angulosa y alta (1,80 m). Habla suave y tira con torpeza de las mangas de su blusa. Su asidua posición neutral acerca de la política de la película trae a la mente, irónicamente, a un político. Habrá muchos relatos de la Guerra sobre el terror, dice, de los cuales, la nueva película será solo una: una historia específica, contada desde un punto de vista específico, informada por las entrevistas de Boal con operadores de la CIA. “Tengo mucha confianza en su información -dice-, mucha confianza en mi manejo de su información”.
Ni siquiera las críticas más duras discuten que La noche más oscura es una película hermosamente realizada, con líneas claras, agudas, completamente atrapante. Cuando se le pregunta por los detalles de un ataque inminente, el detenido -apaleado, sumergido en el submarino, tartamudea con terror y asombro cada día de la semana.
El enfoque de Bigelow con respecto a la película, y el consiguiente furor han sido influidos claramente por sus experiencias en Vivir al límite. En esa película, las controversias más amplias de la Guerra en Irak están inclinadas en favor de las experiencias de los soldados: las gotas de transpiración, el polvo, el movimiento de una pestaña. Bigelow justificadamente ganó el Oscar en 2010, al mejor director, la primera mujer en ganar en esa categoría.
La noche más oscura toma “una perspectiva similar”, dice, con su foco sobre los individuos, un grupo de agentes de la CIA con la tarea de encontrar a Bin Laden, con Jessica Chastain, Jennifer Ehle y Jason Clarke. “Es una obra muy humana y es una historia de determinación -dice Bigelow-. Todos podemos, como seres humanos, identificarnos con la creencia en algo, creer en algo con tanta fuerza que no existe nada más en tu vida.” Además, dice, “es un homenaje real a los hombres y mujeres en la comunidad de Inteligencia, que obviamente tienen que, por la naturaleza de su tarea, trabajar en absoluto secreto. Es una muestra de respeto y gran gratitud”.
La dificultad aquí es que expresar respeto y gratitud a aquellos involucrados en técnicas de interrogatorio controvertidas no es lo mismo que expresar gratitud a aquellos en el campo de la desarticulación de bombas. Bigelow dice que su objetivo era “ser fiel a la investigación, no tener una agenda, esperar que la gente vaya a ver la película y juzgue por sí misma”.
Están la forma sangrienta, humillada del detenido en la película, como las respuestas moribundas de los agentes de la CIA, algunos de los cuales fueron asesinados en el bombardeo suicida de 2009 de su base en Afganistán. Bigelow confió en la información de Boal cuando éste se abocó al guión. “Al haber trabajado con Mark en Vivir al límite, sentía que su atención en los detalles era tan aguda -y él proviene del mundo del periodismo de investigación- que era como... El describió la forma en la que trabajamos juntos como una escena en la que él cortaba las verduras y yo hacía la sopa.” Perfecto, por lo tanto, ¿ella no sentía que era necesario, conocer al agricultor que cultivaba las verduras? Hay una pausa breve, confusa. “Supongo. Es un modo de verlo.” Dado el alcance y la ambición de la película, el presupuesto fue relativamente ajustado: US$ 20 millones. El gasto más importante fue el de recrear el lugar donde fue descubierto Bin Laden. Bigelow estaba obsesionada con la precisión, hasta de los accesorios y artefactos. “Tuvimos que construirlo en una manera estructuralmente segura para soportar las rotaciones de los helicópteros. El diseñador de la producción incluso investigó qué baldosas estaban en el piso, copiaron el armazón de la cama y la cómoda de roble, todo se tomó de los textos que aparecían en la transmisión de la ABC después del ataque.” Cuando explica algún pensamiento con respecto a lo vasto de la historia, reafirma que “como directora, es una responsabilidad comprometerse con la época en la que vivo. Es como si uno creara una versión imaginaria de la historia viviente”. Más allá está el vacío. Una semana antes, cuando Bigelow salía de la primera proyección en Nueva York, Jennifer Ehle caminaba por la calle con ella y le preguntó cómo estaba. “Y le dije: ´Me siento como... No sé’”. Se encoge de hombros y tira de su blusa. “De repente, sin objetivo.”
Traducción: Patricia Sar
FUENTE:http://www.clarin.com/espectaculos/cine/imagino-mujeres-puedan-frente-batalla_0_856114389.html
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