Sevilla acoge la primera retrospectiva de Sylvia Sleigh, impulsora del feminismo neoyorquino
La pintora abordó el desnudo masculino desde el erotismo
Anunciación: Paul Rosano', en la muestra de Sylvia Sleigh en Sevilla. / PACO PUENTES
Aterrizar en el Nueva York de principios de los 60 haciendo retratos figurativos y desnudar a sus modelos masculinos con una mirada abiertamente erótica siendo mujer fue algo que la sociedad norteamericana no aceptó. Sylvia Sleigh llegó al nuevo mundo cuando todavía reinaban los grandes gurús del expresionismo abstracto, como Rothko, Pollock o De Kooning, y ya comenzaban a escalar puestos los representantes de la abstracción americana de la siguiente generación: Newman, Noland, Morris Louis, Stella o Ellsworth Kelly. Artistas, todos hombres, que no estaban dispuestos a tomar en consideración a una pintora figurativa, aunque esta fuera la esposa del famoso crítico británico Lawrence Alloway, conservador del Museo Guggenheim. De forma que Sylvia Sleigh (Gales, 1916-Nueva York, 2010) vivió toda su vida entre artistas pero sin que ninguno la considerara una igual.
La exposición Sylvia Sleigh. La mirada inoportuna, la primera retrospectiva que se ha realizado sobre esta pintora y gran activista del movimiento feminista neoyorquino en los años 70, reivindica el trabajo de una artista relegada por sus coetáneos por mantenerse fiel a la estética figurativa. La muestra, que se inauguró este jueves en Sevilla, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), es una coproducción de cinco museos europeos que se estrenó en Oslo en 2012 y termina su itinerancia en Sevilla, donde podrá verse hasta el 12 de enero de 2014. La muestra, comisariada por Katya García-Antón, reúne 63 obras realizadas entre 1951 y 2008 que han pasado ya por los otros cuatro museos que coproducen, entre ellos el CAPC Museo de Arte Contemporáneo de Burdeos y la Tate Liverpool, desde donde llega ahora a la capital andaluza.
"La ignoraron por divergir del camino y también porque llegaba como 'mujer de'. Su marido, Lawrence Alloway, era un influyente crítico y el creador del término pop art. El vacío que le hacía el mundo del arte era tal que en las reuniones en las que participaba una famosa galerista a ella le hablaba solo de temas domésticos, mientras que con sus colegas hombres disertaba sobre arte", explicaba este jueves Katya García-Antón, quien ha sido directora durante nueve años del Museo de Arte Contemporáneo de Ginebra y comisaria de los pabellones españoles en las bienales de Sâo Paulo de 2004 y de Venecia de 2011.
"Aunque expuso a partir de los años 80 en algunas galerías y museos universitarios, no recibe un verdadero reconocimiento hasta 2000 cuando su trabajo se muestra en el MoMA PS1 de Nueva York y en The Art Institute de Chicago. Disfrutó de reconocimiento en sus 10 últimos años de vida, murió con 94 años y pintó hasta el último día", afirma la comisaria, quien destaca la osadía de Sleigh al pintar "penes flácidos en sus desnudos masculinos".
"Ella tenía una relación de complicidad con sus modelos, una mirada erótica y sensual. Las sesiones se convertían en algo gozoso, hablaba mucho con sus modelos, eran sus amigos. Su marido, que también posó para ella en muchas ocasiones, se prestaba a ser cómplice de sus fantasías y compartía todo su mundo, pero no la apoyaba de forma pública", añade García-Antón, quien señala dos obras en las que su marido posa desnudo o se le ve travestido con el vestido de novia de ella. "En Lawrence recostado (1949), lo pinta desnudo reproduciendo la pose de una concubina de Luis XV que pintó Boucher en 1751", añade. La artista se nutrió de la Historia del Arte europea y en sus trabajos se adivinan reintrepretaciones de poses de obras de las odaliscas de Ingres o los juegos visuales de Velázquez.
Pero, sin duda, los retratos más fascinantes de la muestra son los que protagoniza Paul Rosano, un joven que impactó por su belleza a la artista -como ella misma cuenta en un vídeo que resume su vida- y a quien retrató en multitud de obras. En el atrevido desnudo Paul Rosano recostado (1972) o la colorista Anunciación: Paul Rosano (1975), la comisaria destaca el parecido físico del modelo preferido de Sleigh con Jane Morris,una de las musas de los prerrafaelistas británicos de finales del siglo XIX, un movimiento con el que la pintora galesa se sentía identificada por su asociación de la belleza y el intelecto y por la atención que prestaron al diseño y la ornamentación.
En la exposición está muy presente también su papel como impulsora del feminismo, especialmente en los retratos de grupo de artistas. Como afirmaban Sleigh y su amiga Louise Bourgeois, al tratar la sexualidad en sus obras estaban haciendo "un trabajo político".
Fuente: EL PAÍS
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