Vivimos tiempos grises, difíciles, marcados por una grave crisis económica que está teniendo un fuerte impacto en nuestro país, en nuestra sociedad, y especialmente en las mujeres. ¿Por qué digo especialmente en las mujeres? Pongo unos cuantos ejemplos, el primero de ellos muy gráfico:
Las mujeres siguen percibiendo salarios más bajos por igual trabajo. La brecha salarial se intensifica en momentos de crisis. Esto repercute igualmente en las prestaciones que recibirán en caso de desempleo, y en las pensiones. Otro dato relevante es que las mujeres tardan más en conseguir su primer empleo o en reincorporarse al mercado laboral. En época de crisis los despidos y el desempleo tienen un mayor impacto en la población femenina que en la masculina.
Y también es mucho mayor el impacto en las mujeres que sufren cualquier tipo de violencia. La baja autoestima , el aislamiento y las secuelas de las agresiones son factores que marcan de forma sustancial el desarrollo de la vida personal y familiar de estas mujeres. Todavía recuerdo una mujer que cada vez que hacía una entrevista de trabajo tartamudeaba hasta el punto de bloquearse y enmudecer, por lo que tardó años en incorporarse al mercado laboral. Cuando rompió la espiral de la violencia no volvió a tartamudear.
La conciliación sigue siendo una cuestión puramente femenina. En 2010, pese a nuestro creciente impulso en el mercado laboral, la mujer dedicaba 4,25 horas al trabajo en el hogar, frente a las 2,28 horas del hombre, según datos del INE recogidos por el Consejo Económico y Social. Estos datos se han visto agravados con la suspensión de la aplicación de la Ley de dependencia, que provoca que vuelva a recaer sobre las mujeres el peso personal y económico del cuidado de nuestros mayores y de aquellos familiares que sufren algún tipo de discapacidad Según la encuesta de población activa publicada por el INE en relación al periodo 2011, las mujeres que trabajan a tiempo parcial lo hacen en un 15,9 % por razones de cuidado de niños , adultos enfermos incapacitados o mayores, mientras que los varones lo hacen en un 1,7% por esas mismas razones. Cuando lo pienso, me da miedo que más de la mitad volvamos a sumirnos en la invisibilidad de la que ni tan siquiera habíamos acabado de salir, pese al incuestionable avance experimentado en los últimos decenios.
En este panorama gris, hay sorpresas y ejemplos que nos iluminan como ejemplo de valentía y emprendimiento. Como el caso de Verónica Celdrán que en abril presentó el libro ‘Sabores: otra manera de comer’. Haciendo uso de todo su potencial y no sin esfuerzo, la autora ha conseguido romper el silencio de la violencia, superar varios problemas de salud y escribir un libro, en este caso enfocado a la salud, la alimentación y el gusto por la vida, que comienza por la propia satisfacción que nos produce comer.
Verónica, como algunas otras mujeres que he conocido, es una emprendedora que no se ha dejado arrastrar por la enfermedad y que ha sacado adelante a su familia con mucho esfuerzo y dedicación, pero sin renunciar a su propia vida. Quien la vea ahora no creerá todo lo que ha pasado en su vida. Ella me ha enseñado que en la vorágine de actividad desenfrenada en la que nos vemos todos envueltos, mujeres y hombres, es necesario dedicar media hora a pasear, pensar en una misma y reflexionar. Porque si nos cuidamos a nosotras y a nosotros mismos podremos relacionarnos de una forma más sana y saludable con los demás y brillar con fuerza y energía, como brilla Verónica.
En su presentación muestra cómo despejar una mañana gris, un panorama gris, un tiempo gris, con un pensamiento positivo: ‘Si no puedo levantarme me imagino que soy Audrey Hepburn en desayuno con diamantes’
Susana Martínez Novo es abogada y activista.
Fuente: 20MINUTOS
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