martes, 6 de agosto de 2013

EL SUEÑO DE ÁNGELA

 

AbachillerLa política en España ha dado un paso adelante. Y el mensaje que Ángela transmitía una vez que ha jurado su cargo en el Ayuntamiento de Valladolid era de un sueño cumplido. Con su mirada buscaba y buscaba la mirada de sus familiares que atentos observaban el momento. Un momento histórico, sin duda. Ella es la primera mujer en ostentar un cargo político con síndrome de Down. Nadie antes había vivido lo que ella ha vivido a sus 29 años.
La lucha de las mujeres a favor de su participación política es histórica. En la II República las mujeres marcaron un antes y un después, porque la historia de la mujer en la política española tiene tintes de sangre, dolor y guerra. Nadie olvidará la labor de Clara Campoamor, de Margarita Nelken o de Dolores Ibarruri, la Pasionaria. Y otros muchos desconocerán la labor de Priscila Scott-Ellis, de Mercedes Sanz Bachiller o de Leonor Serrano Pablo. Como Ángela Bachiller, todas ellas tenían un sueño. Este ha sido el gran premio después de muchos años de trabajo como auxiliar administrativa en la Concejalía de Bienestar Social.
Ángela juraba el cargo como edil del Partido Popular, pero allí no había siglas, ni corrupción, ni crisis, ni colores. El rostro de Ángela comunicaba mucho más que los rostros de otros cargos políticos que hoy necesitan de muchos de los valores de esta nueva concejal. No hay duda de que en su quehacer siempre va acompañado el amor, la ilusión, las ganas y la paciencia. Su sonrisa era un claro signo de sinceridad, de alegría. Ha dicho “juro” casi con prisa, como si quisiera dar el paso cuanto antes, como si quisiera ver pronto los rostros de complicidad de sus familiares y de sus compañeros.
Puede que las críticas lluevan nublando el sueño de Ángela porque siempre habrá un resquicio de duda ante la posibilidad o no de cumplir con su responsabilidad. ¿Será capaz? ¿Podrá hacerlo? Sin embargo, Ángela ya ha demostrado a través de su experiencia que quiere, sabe y puede. Conoce la concejalía, y se ha ganado la confianza de todos sus compañeros. ¿Por qué no se le iba a dar una oportunidad? Además, ella tenía tres barreras que saltar para demostrar que podía: la de ser mujer, la de ser joven y además la de tener síndrome de Down. Y las ha conseguido saltar.
Sin duda alguna, el sueño de Ángela se ha hecho realidad. Ella ha marcado un antes y un después en la política, y a partir de ahora también en la comunicación política. Oiremos sus palabras, observaremos sus gestos y percibiremos su emociones y sus sentimientos. Ella ha dicho con su sonrisa y su felicidad dónde se encuentra el camino. Sólo depende de otros continuar por el mismo sendero.

Fuente: EL PAÍS

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