Reflexiones sobre el 8 de marzo

Si hay algo que la profunda crisis económica e institucional que sufrimos está poniendo de manifiesto es hasta qué punto hemos alimentado un sistema económico y político que proclama la igualdad y la solidaridad, pero se asienta en relaciones estructurales de poder, con el estamento financiero y con la clase política. Y está poniendo de manifiesto el profundo rechazo que, hoy como siempre, producen esas relaciones, y el afán de combatirlas desde el compromiso con los principios democráticos. En este contexto, resulta llamativo el escaso espacio que estamos dedicando a discutir el patriarcado como un sistema de poder.

Quienes frente a aspiraciones a la igualdad entre los sexos destacan sus diferencias pretendidamente naturales (como recientemente la canadiense Nancy Houston), ignoran que lo que se combate es que éstas se conviertan en fuentes de poder estructural. Quienes desde el otro extremo atacan las medidas de acción afirmativa con base en que quiebran la igualdad, o las rechazan como ofensivas para las mujeres (como esta semana se ha permitido hacer Cospedal), ignoran que no hay quiebra mayor ni más ofensiva de la igualdad que la que priva a las mujeres de poder social, político o económico. Quienes gustan de acusar a las mujeres de abusar de los beneficios de esas medidas (Tony Cantó entre tantos) juegan a sembrar el temor de que con ellas las relaciones de poder se inviertan. Se trata, en todo caso, de cortinas de humo que nos distraen del debate central: cómo abandonar las reglas del juego del patriarcado. Unas reglas que son las que alimentan el poder político y el económico, ahora en crisis. Es hora de que asumamos que la crisis actual no es sino una crisis del sistema patriarcal. Un debate serio sobre éste debería ser prioritario.

FUENTE:http://blogs.elcorreoweb.es/blancarodriguezruiz/2013/03/10/reflexiones-sobre-el-8-de-marzo/