jueves, 26 de diciembre de 2013

La lucha por los derechos de la mujer


La profesora Amparo Quiles publica tras 8 años de trabajo 'Isabel Oyarzábal, Mujer voto y libertad', recopilación de 88 artículos de la malagueña

La profesora de Literatura de la UMA Amparo Quiles, con su nuevo libro sobre los artículos periodísticos de la Isabel Oyarzábal.
Amparo Quiles Faz, profesora titular de Literatura Española en la Universidad de Málaga, ironiza sobre el éxito de ventas de las memorias de Belén Esteban y lo compara con los 8 años de trabajo hasta ver publicada la obra Isabel Oyarzábal Mujer, voto y libertad, en una preciosa edición de Renacimiento.

El libro ha sido posible gracias al apoyo económico del grupo de investigación de la UMA Recuperación del Patrimonio Literario Andaluz y recoge un estudio introductorio, notas y una recopilación de 88 de los 186 artículos que la malagueña Isabel Oyarzábal Smith (Málaga, 1878, México D.F. 1974) publicó en el prestigioso diario nacional El Sol entre 1917 y 1921. De paso, ayuda a recuperar la figura de una mujer «que ha estado muy olvidada porque como republicana y feminista murió en el exilio en México», cuenta la autora del libro.

Emparentada con los Loring Oyarzábal, pertenecía a la burguesía de la Alameda, pero al tener una madre escocesa –Anna Smith– «que remaba, fumaba y no quería que sus hijas llevaran corsé» y que incluso las educaba entre el protestantismo y el catolicismo, el punto de vista de Isabel Oyarzábal se alejó del encorsetamiento de su tiempo.

«En sus memorias decía que se ahogaba en Málaga, además en verano se marcha a Escocia, daba clases de español y conoció a las primeras sufragistas», resume Amparo Quiles, que cuenta cómo en 1906 conoce en el hotel Hernán Cortés (luego Caleta Palace) a la actriz María Tubau y a su marido Ceferino Palencia y marcha a Madrid. La malagueña hará teatro con su paisana María Tubau, en 1909 se casará con su hijo, Ceferino Palencia y dos años antes publica la primera revista para mujeres, La Dama y la vida ilustrada, aventura que dura hasta 1911.
Muy ducha en idiomas, traduce libros de psicología infantil y tratados de sexualidad y se hace corresponsal de la agencia inglesa de noticias Laffan News Bureau y del diario The Standard y en diciembre de 1916 colabora como columnista en El Día. Tanto gustan sus columnas, que justo un año más tarde es fichada por el diario El Sol, que acababa de nacer.

El trabajo en el diario acrecentará su simpatías por el feminismo, del que ya dio muestras en muchas ocasiones, como cuando logra asistir a un debate sobre feminismo en el Ateneo de Madrid (en un principio los ateneístas, paradójicamente, no dejaron entrar a las mujeres). En 1918 ingresa en la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, que llegará a presidir, y más tarde en el Lyceum Club Femenino de Madrid, que también presidió, al igual que Clara Campoamor y Victoria Kent.

De su intensa vida intelectual Amparo Quiles cuenta una anécdota, pues también en su día la feminista malagueña fue crítica teatral: «Iba al teatro y en un café, con Valle-Inclán, en una tertulia de hombres, escribía las crónicas hasta las 3 de la mañana».

En su lucha por los derechos de la mujer, asiste en 1920 en Ginebra a un congreso de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer y en esos años visitará al general Primo de Rivera para reclamarle el voto femenino, algo que no llegará hasta la II República.

Precisamente en este periodo, Isabel Oyarzábal Smith se convertirá en la primera mujer en estar al frente de la Embajada de España en Suecia. Con el estallido de la Guerra Civil, realiza una intensa campaña propagandística ofreciendo conferencias en Estados Unidos. «Recorrió 44 ciudades y logró el apoyo de Eleanor Roosevelt», recuerda la profesora.

La victoria de Franco hará inevitable el exilio. La embajadora, que está en Suecia con su hija, logra sacar de un campo de concentración a varios familiares y se marcha en barco a Nueva York. El destino final será México. Allí siguió colaborando en revistas como España Peregrina, Romance y Las Españas y en los años 40 publicó en inglés sus memorias, que en 2011 fueron traducidas al español y publicadas con el título de Hambre de libertad. Memorias de una embajadora republicana.

En 1974 murió casi centenaria en México D.F. sin haber podido regresar a España.

Con esta obra se puede calibrar la valía intelectual y el compromiso por los derechos de la mujer y la justicia social de esta malagueña ejemplar.

Fuente: La Opinión de Málaga

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