lunes, 2 de diciembre de 2013

Las chicas también quieren su Mundial


Entre unas cosas y otras, no hemos tenido oportunidad en el periódico de darle la atención que se merece a  la selección femenina de fútbol. Como las chicas van embaladas hacia el Mundial de Canadá 2015, que sería su primer Mundial, quise ver de cerca cómo vive el grupo este momento histórico. No tuve suerte, en gran parte porque, y este es un error muy típico de los periodistas, intenté cerrar una visita al entrenamiento y tres entrevistas un día antes del último partido, en el que España ganó a la República Checa (3-2) en Fuenlabrada (Madrid) el miércoles.

Bueno, fuera dramas, lo intentaré en febrero antes del último partido de clasificación que se juega en España (contra la débil Macedonia). Este  pequeño fracaso no me impide hablar de este equipo. Como no soy una experta en fútbol femenino, he hablado con Isabel Roldán, que sigue el tema en el diario As desde 2007, para intentar saber qué ha cambiado en este grupo para convertirse en una máquina de ganar.
Primero, los hechos. España no se ha clasificado nunca para un Mundial pero lleva cuatro victorias seguidas, lo que le convierte en líder del grupo en esta fase de clasificación:debutó ganando a Italia, el coco del grupo, (2-0) y luego ha superado a Estonia (6-0), y a las rocosas Rumanía (1-0) y República Checa (3-2), que dice mi colega que son de esos equipos difíciles porque se meten atrás. Le queda un partido en casa y cinco salidas para hacer historia.  
El seleccionador,  Ignacio Quereda, es el mismo desde 1988, así que no parece que sea él el artífice del cambio, aunque algo habrá puesto. “Gran parte del mérito es de las jugadoras”, explica Roldán. “Se ha juntado una generación muy buena, con jugadoras que han crecido mucho yéndose a jugar fuera de España. Además, la cantera está empezando a dar frutos”.
Vayamos, pues, por partes. Según los datos que me ha pasado mi colega, el primer partido oficial que jugó España fue un amistoso en 1983. En la página de la federación se puede ver que en España tienen licencia para jugar al fútbol 28.154 mujeres –solo el 4% del total-, de las que solo 25 son profesionales.  Aunque ya existe una asociación que defiende sus intereses, la mayoría  de las jugadoras son conscientes de que todavía es  difícil vivir en España del fútbol y tal vez por eso la mayoría de las de la selección tienen estudios superiores.   
España nunca se ha clasificado para un Mundial –se celebran desde 1991-  ni para los Juegos Olímpicos (desde Atlanta 1996), aunque ha disputado dos Europeos (1997 y 2013) y en el último, celebrado este mismo año, llegó a cuartos de final. En categorías inferiores las cosas han ido algo mejor: oros europeos sub-17 (2010 y 2011), plata en 2009 y bronce este año y campeonas de Europa sub-19 en 2004 y plata en 2000.
Mientras estos resultados se iban consiguiendo algunas jugadoras decidieron probar suerte fuera de España. La primera fue Laura del Río, que no juega en la selección desde que se enfrentó al seleccionador en 2009 y que un año antes se había ido a jugar a Estados Unidos. Del Río juega ahora en el Bristol, pero también ha disputado la Liga alemana, la más potente.
Hace ocho años era un caso extraño, pero ahora son muchas las jugadoras que juegan en equipos extranjeros. En Bristol, que ha sido el equipo revelación en Inglaterra y acabó segundo la última temporada, está también Natalia Pablos, campeona de Europa sub-19 en 2004 y que ha vuelto a la selección absoluta, tras unos años alejada. La capitana, Vero Boquete, juega en Suecia, como Jenni Hermoso.
La espina dorsal del equipo juega fuera o en el Barcelona (ocho jugadoras en la última convocatoria), que es el campeón de Liga y está en cuartos de la Champions. “Pasa un poco como con la selección masculina”, concluye Roldán, “se complementan muy bien, tienen ambición y se han empezado a creer que es posbile”. Hasta llegar a Canadá.


Fuente: EL PAÍS

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