La que fue primera rectora de una universidad española, la jurista
Elisa Pérez Vera, recuerda la revolución que causó su nombramiento hace
más de treinta años, en una época en la que solo unas pocas mujeres
podían ver cumplidas sus aspiraciones profesionales.
A unas horas de que ser nombrada doctora Honoris Causa por la Universidad de Alcalá
de Henares (UAH), Pérez Vera (Granada, 1940) se prepara para recibir un
nuevo reconocimiento, una situación recurrente en su carrera al haber
sido pionera en puestos de responsabilidad que no habían ocupado antes
las mujeres en España.
Pérez Vera fue en 1975 la primera mujer catedrática de Derecho
Internacional Público y Privado, rectora de la UNED de 1982 a 1987 y
secretaria general del Consejo de Universidades entre 1987 y 1991.
Su nombramiento para los tres cargos fue una pequeña revolución en su
época de juventud, un "pasito" en la situación de la mujer y su lucha
por la igualdad, admite en una entrevista concedida a Efe.
No obstante, el hecho de convertirse en la primera mujer en acceder
al máximo puesto de gobierno de una universidad española fue también un
mérito de los hombres que la apoyaron en sus aspiraciones profesionales,
asegura.
"Mi elección como rectora lo viví con mucha gratitud hacia mis
compañeros que me habían votado", asegura la granadina, quien tuvo que
acostumbrarse desde entonces a ser una excepción respecto a la vida que
llevaban otras españolas en la misma época.
"La primera situación poco habitual se produce cuando me matriculo en
la Facultad de Derecho, en Granada, en un curso de cien alumnos y solo
cinco mujeres, y los profesores nos hacían sentarnos en primera fila,
para que no distrajéramos a nuestros compañeros".
El exotismo que suponía su presencia como mujer en ese aula fue
posible por haber nacido en una familia liberal, "muy decidida a que las
hijas no tuvieran menos oportunidades que los hijos si es que querían
estudiar", rememora.
No obstante, quien se convertiría con el tiempo en magistrada del
Tribunal Constitucional se vio obligada a compatibilizar sus estudios
universitarios con un trabajo por la "precaria" situación económica que
había en su casa.
"Mi padre era abogado, pero había sido represaliado y no podía
ejercer, y mi madre era licenciada en Filosofía y Letras, y tenía una
academia privada porque había sido desposeída de la plaza como docente
que tenía en la Escuela de Artes y Oficios".
El esfuerzo de forjar una carrera en esas circunstancias, y las
oportunidades se le abrieron con la formación, lleva a la veterana
catedrática a recalcar una "auténtica preocupación" por las
consecuencias de los recortes económicos en los estudios superiores en
España.
"El futuro de un país está en la educación de los jóvenes: sin una
universidad fuerte, sin una investigación fuerte, cualquier país corre a
su suicidio colectivo".
Las quejas de la profesora honorífica de la UNED incluyen la
"borrachera" de planes de estudios: demasiados cambios en demasiado poco
tiempo para asentar, en su opinión, currículos educativos con
conocimiento de causa.
Y advierte, además, de un riesgo de los presupuestos restrictivos:
"No se puede confiar en que la universidad -una vez que se jubile la
generación que tiene ahora 40 o 45 años- no vaya a quedarse despoblada
porque no hay jóvenes de relevo que quieran quedarse" si no se les
garantiza una plaza.
"Como profesor de una universidad te resulta difícil convencer o
insinuar a un alumno que se quede cuando sabes que no les puedes ofrecer
una plaza docente. Eso me produce una preocupación", ha admitido.
Sobre su papel desempeñado en la vida universitaria, así como
magistrada en el Tribunal del Constitucional entre 2001 y 2012, Pérez
Vera confiesa que es algo de lo que se está "desenganchando poco a
poco".
La bajada del ritmo, no obstante, se ha traducido ya en un efecto positivo sobre su salud,
en especial, por el hecho de dejar atrás el "estrés galopante" que,
asegura, implica tener un puesto como el que ostentó durante más de diez
años en el alto tribunal.
A ese nivel, las deliberaciones jurídicas implican "una presión por
la responsabilidad que te hace desear que el tiempo se múltiple por
cuatro, ya que las 24 horas del día no te bastan".
Y es que, recuerda Pérez Vera, "al Tribunal Constitucional no llega
ningún asunto baladí: hasta el asunto que, aparentemente, tiene menos
importancia, para aquel que lo sostiene -el que pide amparo al tribunal-
es la causa misma de su vida".
Todo esto hace que la ceremonia a la que la jurista está invitada a
asistir mañana en la Universidad de Alcalá sea muy apetecible, al
encajar muy bien en su estilo de vida recién estrenado y mucho más
sosegado.
"Paso temporadas en Madrid
porque sigo vinculada a la UNED, y conservo allí una parte de
despachito; y me gusta ir a trabajar, porque la universidad sigue siendo
mi alma mater; y cuando no, me vuelvo a mi Granada natal, donde cada
vez me siento más a gusto".
Fuente: Madrid Actual
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