jueves, 31 de julio de 2014

Una joven de 24 años muere apuñalada a manos de su exnovio en el portal de su casa

  • La víctima se había mudado al domicilio de sus padres, en Ciudad Jardín, tras la última agresión, que ocurrió hace diez días

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  • La esperó en la puerta de su casa. Verónica Frías se lo encontró al volver del trabajo, y no rehuyó hablar con él. Se sentaron en las escaleras, junto a los ascensores. Allí fue asesinada presuntamente a manos de su expareja. La joven, de 24 años, recibió ocho puñaladas, una en el cuello, otra en un brazo y el resto en el costado izquierdo. El supuesto agresor, padre de su hija, que sólo tiene cuatro años, fue detenido horas después en un espectacular despliegue policial en el último domicilio que ambos compartieron, en el distrito malagueño de Puerto de la Torre.
    El lunes por la noche, Verónica se despidió de sus compañeros como cualquier otro día. «Mañana nos vemos», les dijo nada más cerrar las puertas del bar La Cueva en Puerta del Mar, donde llevaba un par de meses trabajando de camarera. Eran las doce de la noche. «Me comentó que iba a tomar una copa en el pub de una amiga en el centro, aprovechando que la niña estaba con el padre», recuerda un empleado del negocio.
    A las dos de la madrugada se fue a casa en su ciclomotor. Tras la última ruptura, que se produjo hace poco más de una semana, Verónica se mudó de nuevo a casa de sus padres, el 4º 1 del portal número 5 de la calle Pintor Ramos Rosas, en Ciudad Jardín. Su expareja, David López, de 27, le había pedido a unos amigos que lo dejaran allí alegando, al parecer, que quería arreglar las cosas con ella.
    Sobre las dos y cuarto de la madrugada, un vecino se encontró a la pareja hablando en el rellano. No le pareció que estuviesen discutiendo. El joven subió a su casa en busca de unas llaves y se cruzó de nuevo con ellos. Tampoco vio nada anormal. Cuando volvió al edificio, unos minutos después, descubrió el cuerpo sin vida de Verónica y dio la voz de alarma. El hermano mayor de la joven llegó poco después y se topó con la escena. Él fue quien avisó a sus padres y a Miguel, el más pequeño de los tres, que dormían, ajenos a todo, cuatro pisos más arriba.
    El presunto autor del crimen ya se había marchado. La policía activó un dispositivo que se extendió por toda la ciudad y por los municipios limítrofes, aunque la búsqueda se centró en el distrito de Puerto de la Torre, donde la pareja había residido durante los últimos meses hasta que ella rompió la relación.
    A las once de la mañana, las patrullas tomaron la calle Aragonito, en la barriada Los Morales. No dejaron entrar ni salir a nadie. Los agentes tenían la convicción de que David se escondía en el 13A, una casa mata alquilada que hasta el día 20 había sido domicilio de ambos y de la hija de cuatro años que tienen en común. Tras acordonar la calle, pidieron apoyo al Grupo de Operaciones Especiales (GOES), que asaltaron –literalmente– la vivienda sin dejar capacidad de reacción al sospechoso. Tras ser reducido, fue trasladado a la comisaría, donde ayer permanecía a la espera de prestar declaración sobre los hechos.
    Los investigadores del Grupo de Homicidios tratan de reconstruir no sólo el suceso, el segundo crimen de violencia machista en Málaga en lo que va de año, sino también la historia de la pareja. Los datos que manejan por ahora dibujan una relación turbulenta marcada por tres agresiones que dejaron un rastro en los servicios sanitarios, pero sin apenas recorrido judicial. La primera data de 2009, cuando aún no había nacido su hija. Según el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Verónica denunció en comisaría el 17 de octubre y se dictó una orden de alejamiento como medida provisional. Incluso ingresó en una casa de acogida, aunque tres días después pidió el alta voluntaria tras manifestar que se iba a vivir con su padre.
    Orden de alejamiento
    El juez encargado del caso dictó el 10 de noviembre de ese mismo año un auto que confirmaba la orden de alejamiento y la prohibición de comunicación. No obstante, el 20 de ese mes la propia joven solicitó la retirada de esas medidas, lo que finalmente se produjo tras estudiar el juzgado el caso, según Europa Press. Por parte de la policía se llevó a cabo una nueva valoración de la víctima en diciembre de 2009 y se estableció que no existía riesgo al afirmar ella que su compañero estaba tranquilo y que no había problemas.
    El segundo episodio violento sucedió en 2010 y se conoció tras un nuevo parte de lesiones del hospital. Como en el anterior, las medidas cautelares quedaron sin efecto, ya que ella reanudó la convivencia y desistió de seguir adelante con la denuncia, según fuentes judiciales, que confirmaron que ambas diligencias fueron archivadas.
    El último es de hace sólo 10 días y, al parecer, supuso la ruptura de la relación. Al igual que en los casos anteriores, todo empezó por un parte de lesiones remitido por el hospital. El IAM activó el protocolo y durante los días siguientes, el 22 y el 23, fue atendida por los profesionales del servicio. «La valoración que hicieron fue que el mejor recurso era su ingreso en una casa de acogida», explica la coordinadora del IAM en Málaga, Estefanía Martín Palop. La joven rehusó hacerlo. Según les dijo, prefería volver al domicilio de sus padres, donde se sentía «segura». Pero esta vez no retiró la denuncia, sino que dejó que la actuación siguiera de oficio. El pasado jueves, al recibir el parte médico, el juzgado incoó el procedimiento y lo remitió a los de violencia de género para que investigaran. No dio tiempo.


  • Fuente: Diario Sur

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