Contar o reírse con un chiste machista puede parecer inofensivo. Mandar fotos de mujeres desnudas por el móvil, también.Muchos creen que decir piropos (u obscenidades) a desconocidas por la calle no tiene nada de malo ni violenta a nadie. Y pocos ven la relación entre estas actitudes y el hecho de que en Barcelona hubiesen muerto en 2015 siete mujeres a manos de sus parejas o exparejas, que en España haya una violación cada ocho horas y en el mundo una mujer sufra una agresión cada 18 segundos.
“Los feminicidios [asesinatos por motivos de género, ndlr] son el final de una cadena de discriminaciones que sufren las mujeres”, explica Graciela Atencio, directora de Feminicidio.net. Igualmente, la activista considera que “no son hechos aislados, sino que forman parte de una violencia estructural que coloca a las mujeres en situaciones de vulnerabilidad”. Los chistes degradan, los medios de comunicación objetifican, el mercado laboral menosprecia y todo eso sirve de caldo de cultivo para la violencia más extrema dentro y fuera de la pareja.
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